p ero que da su merecido, en su propia persona, al que le aborrece, destruyéndolo; a quien le odia, no se demora en darle en su propia persona el pago.
pero al que le odia, le da el pago en su misma cara, destruyéndolo; y no se tarda en castigar al que le odia, en su misma cara le dará el pago.
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