U n carro que subía de Egipto valía seiscientas piezas de plata, y un caballo, ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria.
Y se importaba un carro de Egipto por seiscientos siclos de plata, y un caballo por ciento cincuenta, y de la misma forma los exportaban a todos los reyes de los hititas y a los reyes de Aram.
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