E ste descuido de tu parte no está nada bien. Juro por el Señor que mereces la muerte, pues no has sabido proteger al rey, que es el ungido del Señor. Compruébalo por ti mismo. ¿Dónde están la lanza del rey, y la vasija con agua, que estaban en su cabecera?»
Esto que has hecho, no está bien. Vive el SEÑOR, que sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro señor, al ungido del SEÑOR. Mira, pues, ahora dónde está la lanza del rey, y la botija del agua que estaba a su cabecera.
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