P ero uno de los criados de Nabal fue a decirle a Abigaíl, su esposa: «Del desierto llegaron unos mensajeros enviados por David para saludar a nuestro amo, y él los ofendió.
Mas uno de los mozos avisó a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: He aquí, David envió mensajeros desde el desierto a saludar a nuestro señor, y él los desdeñó.
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