Y ella respondió: «Espero que veas con buenos ojos a esta sierva tuya.» Y Ana se fue de allí, y comió, y dejó de estar triste.
“Halle su sierva gracia ante sus ojos,” le dijo ella. Entonces la mujer se puso en camino, comió y ya no estaba triste su semblante. Nacimiento y Dedicación de Samuel
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