C uando el rey de Babilonia supo la noticia, sus manos desfallecieron; le sobrevino la angustia, y le dieron dolores como de mujer parturienta.
Ha oído el rey de Babilonia noticias de ellos, y flaquean sus manos; la angustia se ha apoderado de él, agonía como de mujer de parto.
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