P ues ten cuidado. No andes descalza. No dejes que la sed te reseque la garganta. Pero tú respondes: “No hay caso; ¡ya no tengo remedio! He tenido amoríos con extraños, y tras ellos me iré.”
Evita que o teu pé ande descalço, e que a tua garganta tenha sede. Mas tu dizes: Não há esperança; porque tenho amado os estranhos, e após eles andarei.
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