E leazar se mantuvo firme y luchó con energía contra los filisteos hasta que el brazo se le cansó y la espada se le quedó pegada a la mano. Aquel día, el Señor les dio una gran victoria, y cuando el ejército lo supo, regresó al campo de batalla sólo para recoger el botín de guerra.
El se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y quedó pegada a la espada; aquel día el Señor concedió una gran victoria; el pueblo volvió en pos de él, pero sólo para despojar a los muertos.
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